1º de Abril:
23:07 Hs.: El Viernes 30 se inauguró “El Hijo Pródigo”, la librería de Fernando Toloza y Armando Vites. Es un lugar muy cálido y alucinante.
El 28 pude comprar un equipo usado, muy bueno, de un amigo de Daniel R.
El 22 recibí respuesta de A. G. Una carta que inicia algo que irá creciendo de a poco.
Con respecto al corazón podría decir como Laurie Anderson: “wrong again”.
Sí, sí, ya sé que esta anotación puede parecer mero informativo. Es sólo para fijar unas fechas claves.
La verdad es que no escribo nada desde hace dos meses y ya me estoy preocupando. Lo que me aterra es otra especie de vacío al que me enfrento.
Darme cuenta que sigo amando a M. L. y que la necesito mucho, no es noticia, no es novedad.
El desequilibrio pasa por otro lado. “Un tornado arrasó a mi ciudad y a mi jardín primitivo. Pero no, mejor no hablar de ciertas cosas” (Luca).
Vuelvo a caer y soy silencio. No hace falta hacer nombres. No quiero darlos.
En este momento desearía estar en otro lugar, escuchando a Sumo (como ahora) pero en otro paisaje.
En la inauguración pude hablar con M. R. Está muy mal. Al padre le queda menos de un mes de vida.
Y habló. Algo borracha (como ella misma lo dijo) y me voló. Como siempre.
Estoy pesando 73 kilos. Como hace muchísimo tiempo atrás. Me hace muy bien.
No hay peor ciego que aquel que no quiere ver, dicen y es verdad.
Oráculos tan lejanos. Borrachera tras borrachera. What for? I´m dying.
Quiero encontrarme con Diana lo más pronto posible, pero no tengo australes.
Como dice D. R. en uno de sus escritos, somos “ávidos adoradores de dioses inconstantes”.
Aún hay máscaras. Peor es que a veces debo vestir alguna.
Me siento crucificada en un bestiario. Me dejo atrapar en la trampa. Doy y del otro lado un vacío que corta en pedazos mi aire.
Gente que se borra porque ahora puede estar un poco mejor al estar enamorada y con alguien...
Sólo los solitarios sabemos de los “teléfonos que suenan en cuartos vacíos”. “Basura blanca” right here and everywhere.
La caída es tan dulce que no puedo evitarla.
La grieta comienza a ceder y algo extraño me traga, me lame, me despedaza.
“I turn around, and it´s fear
I turn around again, and it´s love”
-Laurie Anderson-
Mamá no está muy bien a causa de la diabetes. Puta enfermedad.
Escribo al correr de mi clepsidra de fuego. Dejo mis huellas de cenizas. Dejo mi cuerpo entre las sombras. Me abandono entre el suicidio de ciertas luces. Me recreo en otra voz. Me acerco al abismo por enésima vez.
Estoy okey pero falling.
Dejo mi humo en un cigarrillo a medio fumar. Dejo mi saliva en el veneno de una Bols en cualquier bar.
Asomo mis brazos para que la lluvia haga de ellos estrellas fugaces.
Estoy enferma de una vieja enfermedad. Lo sabían los arduos conocedores de la noche más lejana: Baudelaire, Rimbaud, Alejandra, Orozco, Clarice, la Joplin, Luca Prodan, La Maga y Gastón.
Demasiado dolor para que lo soporten estos huesos de casi 25 años.
Llego entera y delgada. Sumida en el tren de una vida que no sé muy bien hacia dónde va.
“Yo voy en trenes.
No tengo donde ir”
-Los redonditos-
La idea es una pequeña novela que cuente cómo se esculpe una mujer. La idea es volar tan lato que luego no se sepa dónde se está. Como ahora.
Me gustaría poder grita como Luca: “Basta! Me voy rumbo a la puerta y después a un boliche a la esquina, a tomar una ginebra, con gente despierta...”
Me enteré que a Luis le dieron nuevamente descanso en los rayos y que se fue a sus pagos. También supe que ya está bastante mal. Se descompone y está perdiendo la memoria.
Una estrellita en el extremo de la ventaba del living. ¿Una luz? ¿Un perdón de los dioses? ¿La Muerte desnuda?
Hacia atrás. Todos hacia atrás. Un volcán atrás de esa mujer y de ese hombre. Fuck you!!
Un doble en el fondo del río. La luna comiendo edificios. Oh! Sabiduría.
La diosa del fuego verde me tiene olvidada. No me hace saber de ella. Al menos le prestó a A. su ejemplar de Jazz me Blues.
“Una mujer.
Una mujer atrás.
Una mujer atrás de un vidrio empañado.
Pero no. Mejor no hablar de ciertas cosas”.
-Luca-
Ahora aquí, necesito una caricia. Un aliento que me hechice y despierte a la vez.
Una cadencia para perderme en el Paraíso y abandonar este Infierno.
La noche pare Gabrielas y hay un olor que hierve en mi sexo. Olor a amor. Una flor detenida en el riesgo del espejo.
Salto. Salto. Ahora Luca y su “Heroin”. Lo necesitaba. Esta música y la voz. La crucificción. El cadalso. La savia que me nutre en noches solitarias. La sospecha. La sacudida. El suspenso. Una cama tibia. La mitad del mundo. Una alianza con el mundo. Algo para recordar. Algo para dibujar. Círculos de blanca magia dejándome desnuda en una playa. El abrazo de un sacerdote. El beso de una virgen.
La distancia necesaria para comprender, para entrever, para empezar a ver que en realidad no estoy sola y que puedo, que debo seguir subiendo.
Sí, ciertas luces que apacigüen mi sed. El ritmo que sacuda mis entrañas.
Una voz que asista mis visiones.
La mano que sana.
El beso que abre puertas.
La lluvia que calcina.
La lluvia cayendo sobre mi cuerpo muerto suena como un saxo roto, aplastado por un rayo de cobalto.
Es así. Todo es así y da asca. Subtes aquí no hay, pero yo me alejo más del cielo, también.
Daniel R: “...la contraseña es ir a recobrar el lugar propio”.
2 comentarios:
Qué buen rescate.
Un viaje en la máquina del tiempo.
Y D. R. en mi foto de cumpleaños...
(40, v. mi blog)
y fragmentos de sus textos en tu bloga (cual Orfeo despedazado)...
ahora sí, estoy casi soñando.
"Me alejo más del suelo y del cielo también".
Ave Vignoli! ahhh DR por la ciudad? Ay my gosh... puras y puro sobrevivientes!
Abrazos!, Gabby
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